Escrito por: Luis Restrepo Aristizábal
Se desliza por la roca montañera la gota de agua que travesía abajo ruge como torrente. Brota de una cordillera en constante formación el elixir que impregna la tierra y empapa la semilla. De montañas ricas en minerales y tierras volcánicas, que guardan el pasado impetuoso del movimiento interno de las capas ígneas que fluyen como lava para renovar los ciclos de la naturaleza. Queda la voluntad del cielo y de la tierra, entre nubes, nevados y páramos, para contener el desborde del cambio del clima y la salvaguarda de la frontera que nos separa de la sequía y la sed.
La Hoya del Quindío guarda un colchón sublime, rodeado de montañas y ríos, que parecen manos que descuelgan de la cordillera como caminos de quebradas y cañadas, cruzando pueblos e historias. Vértebras que afloran en las colinas en medio de cañones colmados de guaduales, guatines, barranqueros y ranas de cristal, que hacen curvas por veredas y entran a la localidad central.
54 quebradas* tiene Armenia. La capital del departamento del Quindío toma sus aguas del cañón al norte que proviene de las altas montañas en el Parque Nacional Natural de los Nevados. Descarga sus aguas excedentes en gran parte de estos afluentes, representadas en 18 microcuencas*, concavidades que son portales a la naturaleza en medio de una urbanidad agobiada por un modelo de desarrollo que canalizó sus aguas y olvidó su senda original. Corredores biológicos que salvaguardan los suelos y los techos de comunidades rurales desplazadas por la indiferencia de un sistema hegemónico de violencia estructural, donde Mujeres Multiétnicas y sus Familias Retornando, re-significan su territorio como productor de conocimientos, de relatos y de otras maneras de vivir; como lugar de sabores y de economías propias; ese lugar de resistencia, de reivindicación del derecho a habitar sea en la ciudad, sea en el campo; un lugar de interculturalidad, de ritmos, de arte y de emancipación.
El agua que bebemos aflora en el Paramillo del Quindío y se alimenta con Estrella de agua; se ramifica en dirección norte a sur y de este a oeste, fluyendo por el centro de la Hoya, recogiendo las memorias de nuestra relación íntima con esta tierra privilegiada; ríos y quebradas bajan al valle que bordea el río de La Vieja, que luego, en dirección norte, se desparrama hacia el gran río Cauca.
En medio de las cordilleras Central y Occidental se descargan nuestras aguas, las que kilómetros después hacia el Mar Caribe son violentadas y represadas; las que cruzaron los déspotas acorazados de antaño en medio de extensas selvas de guadales; las que bebemos y disfrutamos; las que nacen y acontecen en el Territorio de Vida Quindío.
*Datos de Diagnóstico Municipal del Plan de Ordenamiento Territorial de Armenia (2009-2023)